Suena el despertador. Falta mucho para el fin de semana. El café nos ha abrasado la lengua y el tráfico es insoportable. Para colmo, nuestros poderes psíquicos auguran un desbordamiento de correos electrónicos en la bandeja de entrada. Nada más entrar, el primero en darnos los buenos días es el teléfono. Sale un olor extraño del frigorífico cuando dejamos la comida en una de las bandejas, pero ya nos hemos acostumbrado. Respiramos hondo; otro día más en la oficina, otra jornada laboral de infinitas horas por delante. Pero el contrato exige cumplir una serie de horas determinadas y cogemos aire para aguantar con filosofía el devenir del día.
Para las secretarias, su jornada empieza de similar manera. Pero mucho más rápido. Tienen que estar en la oficina antes de la llegada de su jefe para tener todo preparado y su jornada laboral llega a ser extenuante. Tanto como para no tener tiempo para comer con tranquilidad la mayoría de los días, lo que ha causado que su envase con comida en su interior haya ascendido a experimento de biología y la vergüenza combinada con el asco se ha encargado de encontrarle alojamiento perpetuo en el fondo del refrigerador. Pero su tensión la compensa con el pensamiento de unas prontas vacaciones, así que cogen aire para empezar a sonreír y aguantar con simpatía el devenir del día.
Una empresa se nutre de dos tipos de trabajadores; los relacionados con el trabajo y los ajenos al mismo. Su simbiosis permite que ésta funcione a buen ritmo y eso es bien sabido por parte de las grandes empresas, que tienen acceso a una amplia plantilla especializada. Las pymes y trabajadores por cuenta propia, por el contrario, carecen del potencial numérico de las primeras y sus integrantes se ven obligados a multiplicar el número de tareas en lo que, poéticamente, se denomina trabajador polivalente.
Regresemos a la situación que hemos planteado al principio. ¿Es típica de las empresas grandes o más modestas? En efecto, la respuesta correcta es la primera. Porque, si las multinacionales cuentan con la ventaja del número a la hora de dominar el mercado, no están exentas de sus propios problemas. La desidia, el anonimato o la aburrida jornada diaria reducen considerablemente las prestaciones de sus trabajadores al cabo de cierto tiempo. En el caso de las secretarias, no siempre van a estar disponibles puesto que unas vacaciones, un atasco o una enfermedad pueden dejar su puesto vacío en el peor de los momentos. Pero nadie reubicaría a un trabajador de su puesto para reemplazarlas. Cosa que sucede en las pymes todos los días del año.
Dada esta situación, es lógico preguntarse por qué este tipo de empresas no contrata una secretaria para delegar en ella las funciones inherentes a la empresa. Los trabajadores no tienen tiempo de aburrirse o caer en la rutina y un respiro en su jornada aumentaría la calidad de su trabajo. La respuesta, como no puede ser otra, está en su precio. Como toda persona que forme parte de una plantilla laboral, hay requisitos legales que pagar por cada uno de ellos, aumentando el gasto proporcionalmente a su tamaño. Las empresas pequeñas, con su análoga inversión, deben moderar sus gastos. Aumentar el número de empleados no se contempla a menos que sea una necesidad realmente urgente. Y, dado este caso, la persona apoyará el trabajo del resto de empleados, pero no el de la empresa. No menos cierto es que, si preguntamos a cualquiera que dirija o trabaje en una de estas compañías sobre la posibilidad de incorporar a una secretaria a la plantilla, la respuesta será unánime y afirmativa, aunque con una serie de condiciones: que no tenga gastos legales, no ocupe sitio en la oficina y tenga su propio equipo. Pues el genio de la botella virtual os puede conceder los tres deseos.
En la actualidad, existen una gran cantidad de servicios en la Nube a disposición de las pymes y trabajadores por cuenta propia con los que delegar determinadas tareas para agilizar y hacer más efectivo el trabajo. Una secretaria virtual permite una comunicación externa profesional e inteligente a la vez que
- Es un servicio de outsourcing, por lo que está libre de los gastos contractuales de un empleado normal
- Trabaja desde una ubicación externa a la empresa, por lo que no ocupa espacio físico
- Para poder hacer b), dispone de su propio equipo informático
Por tanto, una secretaria virtual ofrece mejor calidad y precio para aquellas empresas que son grandes de ilusión. Pero el genio virtual se siente generoso, así que hay os concede unos regalos extra. Por ejemplo, su disponibilidad es constante, dado que un servicio virtual es inmune a las enfermedades, vacaciones y atascos. O la imagen que aporta a la compañía contar una voz amable y profesional para atender a los clientes. O no volver a perder una llamada. O liberar a los empleados de tareas ajenas a su función, con lo que pueden hacer más en el mismo tiempo. O… no; mejor que descubráis el resto de ventajas de contar con una secretaria virtual por vuestra cuenta.