Tanto emprendedores como pequeñas empresas tienen en el teléfono una de sus principales herramientas de trabajo. A través de él tratan de captar clientes, atienden las quejas y demandas de los actuales y realizan infinidad de gestiones con proveedores.
En esas circunstancias, externalizar las llamadas puede generar dudas, tanto por el coste como por no estar seguros de si la persona al cargo llevará a cabo correctamente su función. Y lo más importante, por dejar de tener control absoluto sobre todas las acciones que se realizan.